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#352 Lidiando con las Enfermedades Físicas

January 16, 2014
Q

Estimado Dr. Craig,

Gracias por su gran trabajo en Reasonable Faith. Mi pregunta es una que nace de un sentido de tristeza y resentimiento que tengo hacia Dios por Su aparente actitud indiferente ante mi dolor. Tengo varios años luchando con un problema en la vista y con motas o partículas flotantes en los ojos (en particular en mi ojo izquierdo), y me afecta mucho en mis actividades diarias como leer y escribir, etc. He estado orando casi constantemente por sanidad y restauración, pero lo que me he encontrado es con un silencio devastador.

Supe que usted sufre de un problema muscular y me gustaría escuchar de su jornada personal a través de eso. ¿Se puede usted identificar con mis problemas? ¿Le ha usted pedido a Dios que le sane? ¿Se sintió resentido cuando Él no le sanó? ¿Cómo usted siguió creyendo en Su bondad y amor?

También, ¿experimentó usted, como yo lo he experimentado, a la iglesia diciéndole que si usted no se sana es porque carece de fe o porque hay algún pecado sin confesar? Esta enseñanza en particular es especialmente devastadora para mi propia fe.

Dios le bendiga

Nathaniel

  • Singapore

Dr. Craig

Dr. craig’s response


A [

Nathaniel, me puedo identificar con sus problemas, no sólo porque tengo una condición que se conoce como el síndrome de Charcott-Marie-Tooth, sino aun más relevante, porque desde mi adolescencia he estado luchando con queratocono, la cual necesitó de una operación de transplante de córnea en el 1993. (¡Sí, mi esposa dice que soy un área de desastre médico ambulante, pero que soy la persona más saludable que ella ha conocido!) Me encontraba que hasta con mis lentes de contacto, mi habilidad de leer había disminuido y se me hacía difícil conducir. De manera que sé lo que es lidiar con tener la vista mala.

Así que ¿qué podemos hacer cuando tenemos enfermedades que Dios no remueve de manera milagrosa? Permítame compartir algunos pensamientos que han sido de mucha ayuda para mí.

1. Entienda que Dios no le debe absolutamente nada. Dios nunca nos prometió una vida feliz y saludable. Cualquier cosa que tenemos es un regalo de parte de Él. Simplemente Dios no está bajo ninguna obligación para darnos una vida que sea libre de preocupaciones. Como pecadores que merecemos solamente la justicia y la ira de Dios, hemos sido salvos únicamente por Su gracia. Si Él decide darnos una vida agradable en este planeta, eso está a Su discreción. Pero si en lugar Él nos asigna una vida llena de miseria y sufrimiento, eso también es Su prerrogativa. Dios es soberano, es el Señor de todo, y no tenemos ningún derecho de una vida libre de enfermedad o dolor.

2. Piense lo que usted es en Cristo. En Cristo, tenemos vida eterna, redención de nuestros pecados y una relación con Dios, un bien inconmensurable. ¿Cómo podemos estar resentido? Ya se nos ha ortigado el bien infinito en Cristo. Por lo tanto, sin importar de qué sufrimos, sin importar cuan horrible sea el dolor, podemos verdaderamente decir, “¡Dios ha sido bueno conmigo!”, simplemente por todo lo que tenemos en Cristo.

3. Sea agradecido de los bienes terrenales que sí tiene. ¡Por lo menos no está ciego! ¡Piense de todas las personas que lo están! La próxima vez que esté tentado a sentirse con pena por usted mismo, piense de todas personas que están en peor situación que usted. Piense de las personas en Corea del Norte, o en Siria, o en el Sur de Sudán. ¿Como se atreve a tener autocompasión frente a ese sufrimiento? Cultive un espíritu de agradecimiento y con frecuencia deténgase a contar las bendiciones que tiene.

4. Entienda que la fortaleza de Dios se podría exhibir a través de nuestra debilidad. Sí, inmediatamente después de convertirme en cristiano, oré varias veces para que Dios me sanara de Charcot-Marie-Tooth, sin ningún resultado. Luego llegué a apreciar las palabras del apóstol Pablo cuando escribió de este, “aguijón en mi carne” que le molestaba: “tres veces he rogado al Señor que lo quite de mí.Y me ha dicho: Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en insultos, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” (II Corintios 12:8-10). ¡Increíble! Pablo se jacta de su debilidad física, ya que entonces el poder de Cristo que obra en él se hace del todo mucho más evidente. ¡Qué Dios nos conceda este mismo espíritu cuando luchamos con las enfermedades de la vida! Aquellos cristianos que le han condenado por la falta de fe sólo muestran que no tienen entendimiento. La sanidad física completa sólo viene con la resurrección y en ese tiempo usted será curado de toda enfermedad. Hasta ese entonces debemos, como Pablo, seguir luchado por fe.

5. Busque la mejor atención médica. Traté de encontrar el mejor cirujano de transplante de córnea de los Estados Unidos para que tratara con mis problemas de la vista y ahora veo el mundo a través de dos córneas de dos personas anónimas quienes desinteresadamente pensaron donar su órgano a la ciencia médica cuando murieran. Nathaniel, usted no menciona de otra cosa que haya hecho que no sea orar para remediar la vista. No escuche a esas personas que dicen que Dios escucha las oraciones sólo por medio de los milagros. Con razón se dice que cuando oramos acerca de un problema de plomería, entonces Dios nos envía un plomero. De igual manera, Dios nos envía doctores, quienes han explorado los misterios de Su creación para descubrir los secretos de la salud y la sanidad. Aprovecha por completo lo que la ciencia médica ha descubierto acerca de la creación maravillosa que es el ojo humano para rectificar el problema. Si, como yo con mi síndrome Charcot-Marie-Tooth, el problema resulta ser incurable en el presente, entonces ponga en práctica los puntos que mencioné anteriormente. ¡Qué la fortaleza de Dios se haga evidente en usted!

- William Lane Craig