back
05 / 06
bird bird

#231 ¿Disgustado con Pablo?

January 25, 2014
Q

Estimado Dr. Craig,

Casi no puedo creer que le estoy escribiendo a usted para hacerle esta pregunta.

He pasado muchos años evadiendo el cristianismo y, sin embargo he estado buscando la Verdad con sinceridad. He estudiado el budismo, la filosofía académica, y me he involucrado en el ocultismo.

La razón de estar dispuesto a buscar la Verdad en estos lugares y a la misma vez evitar el cristianismo se debía a que encontré que, en Pablo, la fe cristiana en Pablo era irrazonable.

Hace muy poco, vi una de sus conferencias y me conmovió emocionalmente de una manera que no pude haberlo anticipado. En primer lugar: vi cómo el cristianismo podría ser razonable, y segundo lugar: me sentí que la Verdad que usted estaba enseñando era de alguna manera la Verdad Real, contra cual las demás eran como sombras.

Ahora me siento llamado a Jesús—pero sigo siendo rechazado por Pablo.

Veo muchas razones para creer en Jesús, pero muy pocas para confiar en la experiencia de Pablo. Creer en Jesús parece razonable, pero creer que Pablo no se estaba engañando a sí mismo parece más difícil de justificar, en especial cuando Pablo parece contradecir a Jesús y oponerse a los apóstoles.

Mi pregunta es: ¿Es posible ser un cristiano y no tener fe en Pablo o en su contribución doctrinal? ¿Las enseñanzas esenciales de la Iglesia Cristiana permanece, si rechazamos la contribución de Pablo?

Si no: ¿Cómo podría uno tener una fe razonable en Pablo al grado de confianza necesario para adoptar su interpretación de Jesús.

Gracias por su ayuda,

Anthony

  • United Kingdom

Dr. Craig

Dr. craig’s response


A [

¡Anthony, es maravilloso leer de cómo Dios está trabajando en tu vida! Recuerdo cuando era un adolescente no cristiano, cuando leí los Evangelios por primera vez sobre la vida y enseñanzas de Jesús, de como yo, también sentí que esa era la Verdad Real y como no podía darle la espalda a ella (o, más bien, a él). Después de convertirme en cristiano, me dí cuenta de que eso era el poder de convicción del Espíritu Santo de Dios en mi vida, trayéndome hacia Él. Le hace bien a uno prestar atención a Su llamado.

¡Pero sí tienes un problema con el apóstol Pablo! Y por eso, te preguntas si uno puede convertirse en cristiano sin tener fe en Pablo o su contribución doctrinal.

Ahora bien, en un nivel, la respuesta a tu pregunta es fácil: ¡por supuesto, es posible ser cristiano sin tener que creer en Pablo o su aportación doctrinal! Después de todo, pensemos en todos los cristianos que vivieron antes de que se escribieran las cartas de Pablo o que ellas fueran diseminadas. O pensemos en alguien hoy en día que no tenga la Biblia en su propio idioma, pero que oye una transmisión del Evangelio en un radio de onda corta o ve la proyección de la película “Jesús” en su aldea y pone su fe en Cristo. Obviamente, esa persona es cristiana sin que sea un discípulo de Pablo.

Pero sin duda esta respuesta es demasiada fácil. Lo que quieres saber es si alguien como tú, que haya leído las cartas de Pablo, no puede creer en él o en su contribución doctrinal. Esa es una pregunta más difícil, en especial porque no compartiste conmigo específicamente cuáles son los problemas que tienes con Pablo.

Para comenzar, ciertamente no tienes que creer en Pablo para ser cristiano. Pablo mismo habría insistido en este punto. Por ejemplo, al escribir a los cristianos de Corinto, él dijo,

Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Me refiero a que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo. ¿Acaso está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis bautizados en el nombre de Pablo? Doy gracias a Dios de que a ninguno de vosotros he bautizado, sino a Crispo y a Gayo, para que nadie diga que fuisteis bautizados en mi nombre (1 Corintios 1.11-15).

¡Es obvio que Pablo no tenía interés en crear un grupo de seguidores de Pablo! Luego en la misma carta él explica cómo sus conversos en Corinto debían considerarlo:

¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis creído; y eso según lo que a cada uno concedió el Señor. Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios; de modo que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento (1 Corintios 3. 5-7).

Por lo tanto, no tienes que creer en Pablo para seguir a Jesús.

¡De hecho, a ti no tiene ni que gustarte Pablo! Había otros cristianos en la iglesia primitiva como Juan Marcos y Bernabé e incluso Pedro, quienes a veces no se podían ver cara a cara con Pablo y se peleaban con él. Pero recuerda, Pablo impuso ante los apóstoles de Jerusalén (Pedro, Santiago y Juan) el mensaje que predicó entre los gentiles, y ellos ratificaron su enseñanza (Gálatas 2:7-9). Es cierto que hay pasajes en sus cartas donde Pablo puede aparentar ser un controlador/autoritario. Cuando lees su carta a Filemón, por ejemplo, no puedes evitar de sentir que él realmente le está “apretando los tornillos” a esos hombres”. Pero también tienes que mantener en cuenta que Pablo le estaba enviando de regreso a Filemón, un esclavo fugitivo que se había convertido en cristiano bajo el ministerio de Pablo, el cual había sido un ayudante para Pablo y a quien Pablo amaba como a un hermano y que Filemón bajo la ley tenía todo el derecho a exigir un castigo sobre este increíblemente valiente hombre. Tienes que ser un poco tolerante con Pablo por haberle aplicado la presión a Filemón para que perdonara a Onésimo. Uno no puede sino encogerse, también, cuando Pablo dice a los Corintios "he trabajado con más tesón" que cualquier otro de los apóstoles (1 Corintios 15.10), incluso si eso es verdadero. Pero, de nuevo, hay que ser un poco tolerante con Pablo: Corinto estaba infestado en ese momento con itinerantes pseudo-apóstoles que atacaban el que Pablo fuera un apóstol genuino y amenazaban con destruir el trabajo que había comenzado en Corinto (2 Corintios 12,11-13). Él necesitaba defender sus credenciales, a pesar de que él mismo creía comportarse como un tonto al hacerlo. Mientras más tiempo he sido cristiano, he llegado a admirar más al apóstol Pablo. Este era un hombre de un altísimo intelecto, quien pudo enfrentarse tanto a los teólogos judíos como a los filósofos griegos de su época, y quien era infalible en su valentía, perseverancia y dedicación. Sólo tienes que leer el relato de Lucas de su ministerio en el libro de los Hechos de los Apóstoles. Pablo mismo escribió acerca de lo que había padecido en el curso de su ministerio a través del mundo mediterráneo:

Cinco veces recibí de los judíos los treinta y nueve azotes. Tres veces me golpearon con varas, una vez me apedrearon, tres veces naufragué, y pasé un día y una noche como náufrago en alta mar.Mi vida ha sido un continuo ir y venir de un sitio a otro; en peligros de ríos, peligros de bandidos, peligros de parte de mis compatriotas, peligros a manos de los *gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el campo, peligros en el mar y peligros de parte de falsos hermanos. He pasado muchos trabajos y fatigas, y muchas veces me he quedado sin dormir; he sufrido hambre y sed, y muchas veces me he quedado en ayunas; he sufrido frío y desnudez. Y como si fuera poco, cada día pesa sobre mí la preocupación por todas las iglesias. (2 Corintios 11.24-28).

No puedo ni imaginarme por lo que este hombre pasó. Su cuerpo debió haber sido una masa de tejido llena de cicatrices. Al final murió como mártir en Roma. ¿Quién soy yo para criticar a un hombre como ese? Me siento humillado y convencido por su compromiso y su amor por el Señor Jesús.

Tampoco me puedo imaginar por qué piensas que Pablo pudo engañarse a sí mismo. ¿Estás familiarizado con el relato de su conversión? Es realmente increíble cuando tomas un paso atrás y piensas sobre ello. Saulo de Tarso (como le llamaban en su época pre-cristiana) era un fariseo. La gente a veces se pregunta por qué los líderes judíos no se convertían en seguidores de Jesús. Cuando hacen esta pregunta, están pasando por alto la persona más notable que lo hizo. Él estaba, en realidad, al servicio de las autoridades judías de Jerusalén para ir a perseguir a Judíos que siguieran a Jesús. Él fue parte del grupo de personas que apedrearon a Esteban hasta la muerte en Jerusalén. ¡De hecho, él fue responsable de arrastrar a personas de sus casas e incluso enviarlas a morir por seguir a Jesús es el Mesías! Y después él abandonó todo y se convirtió en un misionero cristiano porque un día mientras iba de camino a Damasco para perseguir a los cristianos de allí, se le apreció Jesús (I Corintios 9.01, Gálatas 1.13-17).

La aparición (de la resurrección) de Jesús a Pablo quizás sea la que está mejor históricamente atestiguada de todas las apariciones de la resurrección. Tenemos tres relatos de la misma en los Hechos de Lucas, así como múltiples referencias que se le hace a ella en las cartas indiscutiblemente genuinas de Pablo. Es históricamente cierto, si es que hay algo que lo es, que se sucedió dicho acontecimiento. Así que si quieres descartarlo como algo no verídico, tienes entonces que explicar su experiencia en términos psicológicos como algún tipo de alucinación o visión. Pero tales explicaciones están llenas de problemas. (Véase el libro Jesus’ Resurrection: Fact or Figment [La Resurrección de Jesús: Hecho o Imaginación] publicado por InterVarsity en el 2000, el cual incluye la transcripción de mi discusión con Gerd Lüdemann, quien trata de explicar la experiencia de Pablo como una alucinación inducida por culpa). En resumen, creo que sería la persona que niega la veracidad de la experiencia de Pablo la que está a la defensiva.

Pero dejando a Pablo un lado, vamos a preguntar acerca de su contribución doctrinal. Una vez más, en un sentido no tienes que creer en la contribución doctrinal peculiar de Pablo para ser un cristiano, ya que las doctrinas centrales de la fe cristiana también se encuentran en otros lugares en el Nuevo Testamento: en los Evangelios, en el libro teológicamente rico de Hebreos y en las otras epístolas. Las doctrinas fundamentales de la fe cristiana no eran peculiares a Pablo. En realidad, no hay mucho que tienes que creer para ser cristiano. Las doctrinas esenciales incluirían cosas como la existencia de un Dios santo, amoroso, todopoderoso; tu pecaminosidad ante ese Dios y la necesidad de su perdón y purificación moral, la deidad y humanidad de Jesús, su muerte expiatoria por tus pecados y su resurrección de entre los muertos, y la necesidad de un arrepentimiento personal y la fe para tener acceso a la gracia de Dios. Ninguna de estas doctrinas es de la idiosincrasia de Pablo.

Al reflexionar sobre tu carta, Anthony, me preocupo porque tal vez estás bajo la impresión de que ciertas doctrinas de Pablo, como la deidad de Cristo, no se enseñan en otros lugares en el Nuevo Testamento. Eso simplemente no es verdad (véase, por ejemplo, Juan 1.1-3, 20.28, Hebreos 1.6, I Juan 5.20). Véase también lo que tengo que decir acerca de la propia autocomprensión de Jesús en los capítulos correspondientes, ya sea en On Guard [En Guardia] (David C. Cook, 2010) o en Reasonable Faith [Fe Razonable] (Crossway, 2008). Los cristianos del Nuevo Testamento, quienes eran, recuerda, Judíos monoteístas, obtuvieron su doctrina de la deidad de Cristo de las enseñanzas del propio Jesús.

Así que yo simplemente no puedo entender qué es lo que hay acerca de Pablo que te llevaría a rechazar su enseñanza doctrinal. Tal vez no has entendido bien esa enseñanza. Algunas personas, por ejemplo, se han disgustado con la enseñanza de Pablo sobre la elección en Romanos 9, pero estoy convencido de que han malentendido la intención de Pablo en el pasaje, el cual es de ampliar el alcance de la elección de Dios más allá de los Judíos hacia todas las personas que tienen fe en Cristo Jesús. Es por eso que él puede decir: "todo el que invoque el nombre del Señor será salvo" (Romanos 10.13).

Así que te insto a leer una biografía de Pablo y a continuar estudiando su pensamiento en lugar de renunciar a él. Creo que uno no sólo puede tener una fe razonable en la enseñanza de Pablo, sino que [también] uno puede deleitarse con las intuiciones de este verdadero genio y valiente siervo de Jesucristo.

- William Lane Craig