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#335 ¿Debemos Orar para que Suceda un Milagro?

December 24, 2013
Q

Estimado Señor William Craig,

Espero que usted responda mi pregunta porque ha sido la objeción principal que impide que yo me convierta al cristianismo a pesar de que encuentro la mayor parte del mismo coherente y eminentemente atractivo.

Mi pregunta es acerca de la providencia divina. En los Evangelios, Jesús enseñó a sus discípulos a orarle a Dios pidiendo: “danos hoy nuestro pan de cada día”. En otras partes él también comparó a Dios con un padre amoroso que siempre le da a sus hijos lo que ellos le piden (siempre y cuando sea razonable).

Por las palabras que Jesús utilizó parece claro que se estaba refiriendo a lo básico, necesidades materiales tales como alimento y ropa. Sin embargo, en la actualidad parece que Dios muy raro responde esas oraciones. Los sacerdotes de hoy nos instan a pedir por las necesidades espirituales por ejemplo el denuedo y la caridad, pero no por nuestro pan de cada día. Y hacen eso por aparentemente buena razón, ya que fundamentalmente, el mundo corre de acuerdo a las leyes naturales incambiables y al menos que Dios haga que sucedan los milagros, lo que es muy raro, las cosas simplemente suceden debido a que las leyes físicas las fuerzan que sucedan de esa manera. De hecho, Dios no parece tener ninguna manera de responder las oraciones aparte de violar las leyes de la naturaleza y nosotros razonablemente no deberíamos esperar que Dios de rutina quebrante las leyes que él ha puesto en lugar. Por lo tanto, razonablemente no deberíamos esperar que Dios responda nuestras oraciones.

Por lo tanto, parece que la oración que Jesús enseñó o no tiene sentido o se debe entender en un sentido espiritual. Aunque no soy un exegeta, me parece que la expresión “danos hoy nuestro pan de cada día” es muy consistente con la noción de las necesidades inmediatas, concretas y básicas para que sea satisfactoria una interpretación espiritual.

Siento que este punto es muy fundamental para que sea echado a un lado como algo “misterioso” y no puedo traerme a creer en Cristo sin entender el por qué él nos dijo que orásemos de esa manera.

Gracias en anticipación por su consideración y me gustaría utilizar esta oportunidad para agradecerle por su trabajo del cual soy un gran fan.

Atentamente,

André

  • Canada

Dr. Craig

Dr. craig’s response


A [

¡André, te tengo buenas noticias! Creo que puedo responder a tu pregunta y así quitar el último obstáculo que tienes para convertirte en cristiano.

Lo que estás buscando es una doctrina de la providencia que encuentre algún terreno medio entre los acontecimientos causados por una intervención milagrosa y los acontecimientos producidos por causas puramente naturales. Una teoría Molinista de la providencia divina proporciona exactamente lo que buscas.

Una teoría Molinista de la providencia está basada en la doctrina del divino conocimiento medio del teólogo Jesuita del siglo XVI Luis Molina. Según Molina, Dios sabe no sólo todas las cosas que pudieran suceder y todas las cosas que van a suceder sino también todas las cosas que irían a suceder bajo cualquier circunstancias. Por ejemplo, él sabe lo que tú hubieses hecho de manera libre con Jesús si hubieras sido el gobernador de Judea en lugar de Poncio Pilato. Además, Él sabe esto explicativamente antes de Su decreto de crear cierto mundo. Su conocimiento medio sirve para guiarlo en Su elección de cuál mundo hacer real.

Supongamos que Dios supiera que si estuvieras en un conjunto de circunstancias específicas tú orarías de manera libre por tu pan de cada día. Supongamos, además, que Dios quiere responder a esa oración. ¿Debe él entonces intervenir milagrosamente en el mundo con el fin de suplir tu pan de cada día? ¿Debe Él, por ejemplo, crear pan milagrosamente de la nada en tu despensa? ¿O debe Él causar milagrosamente disparos en las neuronas del cerebro de un panadero local haciendo que él venga a tu casa con una bolsa de pan acabado del hornear?

No, porque Dios puede establecer por adelantado causas puramente naturales que te proveerían con el pan que necesitas o circunstancias puramente naturales en las cuales Él sabía que alguien libremente te iba a dar el pan por el cual ibas a orar. Esas causas o circunstancias previas pueden ser ocasionadas de manera similar por Dios de la misma forma sin una intervención milagrosa, de regreso a Su creación del universo.

Por lo tanto, cuando ores, en ese punto Dios no debe brotar a actuar para ocasionar la respuesta a tus oraciones. Las causas y circunstancias naturales pueden ya haber estado en lugar para traer la provisión justamente en el tiempo que Dios sabía que ibas a orar.

Por supuesto que esto hace que surja la pregunta, “¿Qué si yo no fuese a orar? Como las causas y las circunstancias suficientes para traer la respuesta ya están en lugar, ¿No es la oración innecesaria?” ¡Absolutamente no! ya que si no fueses a orar, Dios hubiese tenido conocimiento previo de eso por medio de Su conocimiento medio y de esa manera no hubiese establecido las causas y circunstancias en primer lugar. Estás completamente libre para orar o para no orar, pero lo que no puedes hacer es escapar del conocimiento medio de Dios. Lo que sea que hagas de manera libre en esas circunstancias, eso ya había sido conocido por Dios y de ese modo Él puede establecer causas y circunstancias previas para traer una respuesta apropiada, si Él así lo desea. (Por supuesto, eso está a Su discreción y Él no siempre nos da la cosa por la que oramos).

Lo que esto implica es que entre los acontecimientos traídos por la providencia extraordinaria (intervenciones milagrosas) de Dios (acontecimientos que por lo regular suceden como productos de causas puramente naturales) hay una tercera categoría, la cual podríamos llamar “providencia especial” de Dios, es decir, acontecimientos que son el resultado de causas puramente naturales pero que son inusuales en términos de su tiempo y contexto especial. Por ejemplo, si justamente en el momento que George Muller está dando gracias por la provisión de Dios del pan de cada día para su orfanato (sabiendo todo el tiempo que ellos no tienen alimento) un camión de la repostería se avería en la calle afuera del orfanato y le da todo el cargamento al orfanato, entonces podríamos considerar esto como una respuesta a la oración, aún si hay causas totalmente naturales de que el camión se haya averiado en el espacio y el momento justo. Es una providencia especial de Dios, pre-arreglada en respuesta a la oración de Muller.

A propósito, esta doctrina Molinista de la providencia es un estímulo tremendo para la oración porque no requiere de fe para un milagro. Puedes orar de que Dios te provea un trabajo, por ejemplo, sin pensar que durante tu entrevista de trabajo Dios debe causar disparos neuronales milagrosos en el cerebro del jefe, haciendo que él te emplee.

Obviamente, no estoy diciendo que Dios nunca realiza milagros en respuesta a las oraciones, sino que eso no es siempre necesario para que Él responda nuestras oraciones.

Por lo tanto, aunque estoy de acuerdo contigo de que “razonablemente no deberíamos esperar que Dios de rutina quebrante las leyes que él ha puesto en lugar,” no se deduce que “razonablemente no deberíamos esperar que Dios responda nuestras oraciones” ya que, dado el divino conocimiento medio, es falso que “Dios no parece tener ninguna manera de responder oraciones aparte de violar las leyes de la naturaleza”.

Habiendo dicho eso, André, quiero terminar esta respuesta con una nota pastoral. Pienso que nuestras necesidades más importantes son las espirituales y no materiales. Te insto a hacer un estudio de las oraciones de Pablo por las iglesias a las que él escribió sus cartas en el Nuevo Testamento. Es sorprendente lo tan poco que Pablo oraba por sus necesidades físicas a diferencia de las necesidades espirituales. Por ejemplo, Pablo oró por los filipenses para que “el amor de ustedes abunde cada vez más en conocimiento y en buen juicio, para que disciernan lo que es mejor, y sean puros e irreprochables para el día de Cristo, llenos del fruto de justicia que se produce por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios” (Filipenses 1.9-11). Pienso que con frecuencia nuestras oraciones no son respondidas porque simplemente estamos orando por las cosas equivocadas.

- William Lane Craig