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#411 Casado con una Persona que se Encuentra mis Estudios un Fastidio

March 13, 2015
Q

Estimado Dr. Craig,

Como una persona que recientemente descubrió la esfera de la apologética en los últimos dos años, usted fue una de las primeras personas con la cual me familiaricé y ha sido un placer para mí leer algunos de los materiales suyos y mirar sus debates. Actualmente soy sólo un estudiante universitario de penúltimo año y estoy estudiando filosofía y estudios religiosos. Me encantan mis estudios y tengo la esperanza de poder asistir al seminario en el futuro para obtener una maestría en apologética, si Dios quiere.

Mi pregunta para usted no es necesariamente una pregunta de un índole teológico o filosófico; más bien es una pregunta que tengo la esperanza de poder conseguir algún consejo pastoral de su parte sobre algo que siento que usted sea, talvez, la persona más indicada para responder. El pasado verano, me casé con una mujer maravillosa a quien conocí en una universidad bíblica que duraba un año. Asistí a esa universidad hace un par de años y fue algo maravilloso. Pero durante el tiempo entre transferirme a una escuela (secular) nueva y de estar constantemente ocupado con la escuela y el trabajo, me siento que mi relación con Dios ha estado constantemente en segundo plano, ya que no me estoy sumergiendo en la Palabra tanto como acostumbraba hacerlo y mi vida de oración es casi inexistente. Y debido a todo eso, mi relación con mi esposa tampoco está donde debería estar.

Me encantan mis estudios y amo a mi esposa, pero las dos cosas no parecen coexistir muy bien, ya que mis estudios normalmente requieren de un tiempo más intenso que el tiempo de ella y ella también considera mis conversaciones sobre mis estudios, más que todo, como algo fastidioso. Supongo que la razón por la cual le estoy escribiendo es porque me estoy agotando mucho espiritualmente y necesito consejos sobre cómo encender/mantener mi relación con Dios, sobre cómo mantener una relación saludable con mi esposa y sobre si tener la aspiración de ser un apologista es algo que valga la pena. No sólo todas las demás personas no entienden el por qué yo escogí el camino [carrera] que escogí (porque consideran que la filosofía es algo impráctico y porque creen que no podré sustentar una familia con esa aspiración), sino que el propio camino es difícil ya que son pocos los compañeros cristianos que tengo en mis clases. Así que soy despreciado prácticamente en todas las direcciones. Con frecuencia me pregunto si eso vale la pena y si debería buscar otra carrera que sería más propicia para la vida matrimonial y familiar que ella y yo esperamos comenzar en un futuro próximo.

Dr. Craig, ¿hay una luz al final del túnel? Aún si yo lograse terminar mis años de licenciatura, ¿el seminario será algo más fácil? Espero conseguir un mentor espiritual en el futuro, pero ahora es que estoy conociendo nuestra nueva iglesia local y me gustaría tener alguna orientación hasta que pueda encontrar ese mentor. Gracias por su ayuda y su gran ministerio.

Wesley

Estados Unidos

  • United States

Dr. Craig

Dr. craig’s response


A [

Wesley, es obvio que sin conocerte a ti y a tu esposa no pudiera aconsejarlos de una manera adecuada. De hecho, les insto a lidiar con esta crisis con la más alta seriedad, buscando a un consejero pastoral o a una pareja de una mayor de edad a la cual ustedes dos confíen, quien les pueda dar consejo sobre cómo proseguir.

Antes de responder tus inquietudes, Wesley, quiero alertar a los demás lectores de la importancia de lo que Wesley ha dicho aquí. Él se casó con una mujer, quien a pesar de ser “maravillosa”, no comparte el interés que él tiene o la carga que siente por la filosofía o la apologética y por eso ella se encuentra que sus conversaciones acerca de esas cosas son un fastidio. Le insto fuertemente a aquellos de ustedes que están solteros a que hagan el tener un interés común en su área de estudio y ministerio un criterio principal cuando estén seleccionando con quien casarse. No importa lo preciosa que ella sea o lo bueno que ella cocine, si ella no tiene ningún interés en tu área de estudio, entonces ella va a considerar tus conversaciones sobre las cosas que te apasionan como un fastidio.

Cuando estaba cursando mi Maestría en Filosofía de la Religión en el Seminario Trinity, mi esposa Jan y yo conocimos parejas como esa. Esas esposas no tenían ningún interés discernible de entender lo que sus esposos estaban estudiando. Todos los lunes en la noche el Profesor Geisler tenía un coloquio en su hogar para los que éramos estudiantes de filosofía. Jan era la única esposa que asistía a esas reuniones. Me recuerdo bien a uno de los estudiantes decirnos, “deseo que mi esposa estuviera tan interesada en mis estudios así como Jan está en el tuyo”. Inclusive, muchas de esas esposas odiaban lo que sus esposos estaban estudiando.

La división que crea esta falta de comunidad puede ser desastrosa para un matrimonio. Con el tiempo, uno no simplemente se va apartando más y más. No estoy diciendo que uno se case con una filósofa o teóloga (¡de hecho, lejos de eso!). Pero lo que estoy diciendo es que las cosas serán mucho más fáciles para ustedes dos si la persona con la que te cases, por lo menos, está interesada en lo tú haces, aprecia el valor de eso, está dispuesta a aprender un poco acerca de tu área de estudio y te apoya por completo en tus esfuerzos en esa área.

Si tienes el apoyo de esa persona en tus estudios y en tu llamado, entonces no importa si nadie más cree en ti. La carta de Wesley demuestra lo difícil que es lograr algo cuando todas las otras personas están dudando de ti y tú no tienes la fortaleza y el apoyo de la persona que más cercana está a ti.

Wesley, el lado positivo de tu carta es que ustedes dos sólo han estado casados por unos meses. Contrario a la visión romantizada del matrimonio, los primeros años del matrimonio son los peores. De la misma manera que dos ríos cuando se juntan, cuando se unen dos vidas puede que haya una gran turbulencia, pero después con la corriente más abajo, esos dos ríos fluyen con mayor suavidad ya convertidos en uno. Pero es vital que ustedes confronten los problemas con honestidad en esos primeros años juntos o esos pequeños problemas que se esconden debajo de la alfombra se convertirán en obstáculos insuperables con el tiempo. La tormenta por la que estás atravesando es normal, pero tienes que hacerle frente abiertamente y lidiar con esa tormenta para poder vencerla.

En el seminario, las cosas se pondrán peor y no mejor. Las divisiones y los resentimientos que se siembran entre esposos y esposas durante los años estresantes de postgrado arruinan y hasta destruyen a muchos matrimonios. ¡No permitas que eso suceda contigo y tu joven esposa! Entonces, sí, hay una luz al final del túnel si confrontas los problemas y tratas con ellos.

He encontrado que de la manera que esté mi relación con mi esposa así también estará mi relación con Dios. Por lo tanto, no estoy sorprendido de que ambas relaciones estén por los suelos para ti. Tienes que tomar una acción drástica para poder restaurar ambas relaciones.

¿Qué tú puedes hacer? Primero, me parece que necesitas hacer un mejor manejo del tiempo. El trabajo se expande y ocupa todo el tiempo. Necesitas apartar tiempo para Dios y para tu esposa. Haz un pacto para mantener una vida devocional consistente. Yo encuentro que eso requiere de que uno tenga que levantarse temprano. Crea el hábito de hacer eso. Ve a tu esposa y dile que quieres pasar más tiempo con ella. Luego comprométete con eso y cúmplelo. Acepta las consecuencias de que pudieras obtener una calificación más baja como resultado de ese compromiso. Sería un regateo tonto el cambiar un buen matrimonio por el éxito académico. Vas a encontrar que puedes desarrollar los hábitos de estudio y de autodisciplina para lograr una increíble cantidad de trabajo en una cantidad limitada de tiempo. Lo más radical: es posible que necesites pensar en posponer tus estudios mientras trabajes a tiempo completo para hacer posible que ella estudie su educación de licenciatura y luego le pides a ella a que haga lo mismo por ti cuando ella ya haya terminado.

Luego, aprende a cómo conversar con tu esposa. Deja de hablar por un tiempo acerca de las cosas que estás estudiando (¡a menos que ella sea quien te pregunte!) y enfócate en cómo ella se siente acerca de las cosas. Ratifica sus sentimientos y no te pongas a la defensiva. Pregúntate qué Dios te está enseñando acerca de ti mismo por la manera que ella reacciona. Deja que la comunicación sobre los sentimientos sea un fin en sí mismo. Haz todo el esfuerzo de demostrar interés y de aprender acerca de lo que ella está estudiando o de lo que ella está interesada. Haz por ella exactamente lo que tú deseas que ella hiciera por ti.

Por último, quiero reiterar: juntamente obtengan algún tipo de consejería.

En cuanto a las demás inquietudes acerca de si o no la carrera en filosofía/teología vale la pena, olvídate de eso. Si ese es tu llamado y tu pasión, entonces prosigues sin importar los detractores. Siempre vas a tener ese tipo de personas contigo. Pero simplemente asegúrate de no hacer eso al costo de tu matrimonio. Entonces, sí, los estudios filosóficos/teológicos valen la pena de dedicarle tiempo y esfuerzo, pero no vale el sacrificar tu matrimonio por ellos. Si consigues ayuda y tomas la acción de confrontar los problemas, vas a encontrar que podrás tener las dos cosas.

- William Lane Craig